domingo, 10 de julio de 2022

Chuqui Chinchay, el felino de fuego


El gato andino es un felino autóctono de la cordillera de los Andes cuya población es escasa y se encuentra sumamente disgregada a raíz del avance de las actividades mineras y de la ganadería sobre los territorios que habita. Durante mucho tiempo la existencia de este bello e intrigante animal estuvo sumida en el misterio debido a que es un individuo muy difícil de encontrar tanto por su conducta elusiva como por su localización en zonas escarpadas de la cordillera, creyéndoselo incluso desaparecido. Antropólogos e investigadores de las culturas originarias nos hablan de antiguos mitos que lo mencionan como un animal sagrado con poderes sobrenaturales relacionados con el granizo, el arco iris y los manantiales. 

En la actualidad continúa siendo difícil de rastrear para estudiar su conducta, lo que le convierte en el mamífero menos estudiado por la ciencia. Sin embargo, con ayuda de la tecnología moderna se han obtenido en el último tiempo documentos fotográficos de muy alta calidad de varios ejemplares y sus crías. La distribución de su hábitat abarca cuatro países: Perú, Bolivia, Argentina y Chile, donde vive en los ambientes áridos y fríos de la puna y de la estepa sur andina. Es un hábil escalador y suele instalar su madriguera en lo alto de los roquedales y en las cuevas de las montañas; de hábitos solitarios y crepusculares el gato andino puede llega a vivir en alturas cercanas a los 5000 metros, como lo demostró el hallazgo de excrementos acumulados en "letrinas", espacios acotados que utiliza para defecar. Su alimento preferido es la carne de vizcacha, y solo en caso de necesidad extrema ingiere roedores pequeños o lagartijas. Se cree que las hembras tienen una sola cría por lechada ya que en las grabaciones registradas por las cámaras ocultas se las ha visto siempre acompañadas de un solo cachorro. 

Con la intención de concientizar a las comunidades de las regiones donde se halla presente sobre la importancia de su conservación y para prevenir acciones que amenacen el frágil ecosistema en el que convive junto a otras especies, la red multidisciplinaria Alianza Gato Andino (Andean Cat Alliance) agrupa asociaciones dedicadas a su estudio y protección, promoviendo el valor de la especie como animal emblemático de los Andes y fomentando una serie de actividades dirigidas al cuidado del ecosistema. Debido a que la supervivencia del gato andino se encuentra críticamente amenazada por factores como la contaminación de los ríos con desechos de metales pesados y cianuro, la desecación de los ojos de agua y la caza, ha sido incluido en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Su futuro, como el de muchos otros animales, depende de las acciones que se tomen para resguardar el medio ambiente en el cual vive desde hace milenios. 


Leopardus Jacobita ©AGA


El gato andino en la arqueología 

Algunos años atrás, mientras se realizaban trabajos arqueológicos en Laqo, una importante wak'a (o adoratorio) del sistema de ceques inca, ubicada junto al primer tramo del Capaq Ñan (camino principal) que se dirige al Antisuyu desde la ciudad de Cusco, se descubrió enterrada una escultura de piedra de gran porte y forma circular, sobre cuyo borde superior se encuentra tallada la figura de un animal recostado. Los arqueólogos que intervinieron en el descubrimiento describieron en principio a dicha figura como una "nutria de rio" debido a su connotación acuática, ya que estaba en un sector del recinto donde proliferaban los canales de agua. Con el tiempo y mediante un estudio comparativo de la escultura se llegó a la conclusión de que ésta no representaba a aquel animal sino mas bien a un gato montés (el Leopardus Jacobita), felino cuyo hábitat es, como se mencionó, la sierra alto andina hasta el límite de los hielos glaciares. Conocido como Titi en lengua aimara y como Osqollo o Chinchay en quechua, este bello felino de pelaje gris rojizo está ungido en la ideografía de los petroglifos tallados sobre las rocas de los Andes desde época prehistórica como una poderosa entidad de orden cósmico.                                              

Petroglifos de Toro Muerto,
Arequipa, Perú

Luego del hallazgo el monolito fue trasladado al Museo Regional de Cusco y colocado en una de las salas de la gran casona que otrora perteneciera a la familia Garcilaso, en la que se lo exhibió por algún tiempo bajo una filiación equívoca. Al asumir como directora de aquel espacio cultural la antropóloga Ana María Gálvez se llevaron a cabo bajo su tutela una serie de mejoras, que incluyeron la actualización museográfica de las salas. La escultura fue entonces objeto de un profundo estudio cuyo resultado permitió finalmente establecer su verdadera identidad como Chuqui Chinchay o el  Felino de fuego, un animal con poder de transmutación a los diferentes espacios del cosmos, presente desde hace milenios en la mitología andina. El interesante trabajo de investigación fue publicado completo en 2021 por Sinco Editores en Lima con el título: "Chuqui Chinchay, deidad del Agua - Animal de poder en la cosmovisión andina".                                                                          

Chuqui Chinchay, ©Museo Regional de Cusco,
Casona del Inca Garcilaso

El mito del Qoa

Un antiguo mito de los pueblos andinos, muy pero muy anterior a la época de esplendor Inca, nos habla del Qoa, un felino sobrenatural que emerge de puquios y manantiales en forma de nube negra y se desplaza hacia el cielo manteniendo su cola conectada a la fuente de agua. Lanza rayos, produce truenos, escupe granizo, convierte su orín en lluvia y despliega el arco iris; "espíritu poderoso, bueno y malo al mismo tiempo", prodiga la fecundidad de la tierra o la destruye. Era muy respetado porque disponía del agua, pudiendo transformarla en lluvia benigna, tormentas torrenciales o granizo devastador.

                                                                             

Textil arqueológico con diseños de felinos 
©MNAAHP/Lima, Perú

 
                                                                             
El felino y el Arco Iris

La representación de felinos asociados con el arco iris es una imagen reiterada en el arte de las culturas andinas y se la puede encontrar desde la antigüedad en diversos soportes materiales. En el presente se expresa también en la narrativa oral. Los felinos, en la tradición altiplánica, están particularmente vinculados a las cochas (lagunas), puquios (aguas de afloramiento) y manantiales, y son los responsables de prodigar fertilidad a los seres vivos de la tierra. Los informantes consultados en diferentes grupos comunitarios han relacionado el arco iris con eventos imprevistos e inquietantes. El gato, según se narra en los mitos, tiene la cualidad de trasmutarse en diversas entidades y de transportarse desde el plano inferior hacia los planos superiores del cosmos, siendo el nexo entre las aguas terrestres y celestiales.
       

Vasija cultura Nasca
©MNAAHP

Por otra parte, en esta importantísima vasija de la cultura Nasca catalogada por el Dr. Julio C. Tello en 1923 con el nombre de "Deidad Suprema", vemos claramente la figura del Qoa en el centro de la pieza emitiendo rayos por la cabeza y eyectando granizo por la boca. El personaje sobre el que aparece es un oficiante (chamán) transmutado en felino durante una ceremonia de ingestión de enteógenos, que lleva sobre su espalda dos troncos de wachuma (cactus de San Pedro), como así también espinas de esta cactácea cubriendo sus piernas y brazos metamorfoseados en figuras de serpientes con manchas de gato en el cuerpo, y un qoyllursayana (espejo para la observación ritual de los astros) sobre la cabeza, donde se refleja el felino, en este caso representando a la constelación, o estrella,  conocida por los pueblos de la antigüedad con el nombre de Felino de fuego.
 
                                                                              
 ©Alianza Gato Andino

Continuará...


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